Biografía

BIOGRAFIA

Mi nombre es Nilda Moraga de Lemus, tengo tres bellos hijos y una nieta, casada desde hace 35 años con un hombre maravilloso, y ya casi llego a los 60.  Nací en la Ciudad de Guatemala, en el Hospital Roosevelt.  Tuve tres hermanos, soy la tercera.  Mi madre murió a muy temprana edad y mi padre se casó con otra persona, con quien procreó dos hijas más.  Murió cuando yo estaba embarazada de mi segunda hija.  Mi hermana menor murió en un accidente equino, también a temprana edad.  Estudié en un colegio de monjas, muy económico, pero con muy buena base académica.  Luego estudié en el IGA Secretariado Bilingüe y fue allí donde conocí a mi esposo.  Nos casamos en 1984 y tuvimos tres hijos.  Dos de ellos viven en Europa, uno de ellos casado, que es el padre de mi nieta y una hija que vive en Australia.  Ella aún no nos ha hecho abuelos.  Actualmente, Estudio con mucho orgullo y entusiasmo en la Universidad Galileo en el Programa de Actualización para Adultos y básicamente la siguiente es la historia de mi blog Real de Lemus A y B.

No recuerdo cuando fue la primera vez que visité Antigua Guatemala.  Lo que sí puedo recordar es que desde siempre me ha gustado.  Solía visitarla muy frecuentemente, a veces acompañada y a veces completamente sola, cuando a mis hijos ya les aburrió venir conmigo.  La verdad es que no era la compañía la que me interesaba, era el hecho de venir y caminar despreocupada por las calles de esta bella ciudad; las compras en el mercado de artesanías, que cada vez que tenía alguien visitando del extranjero tomaba como pretexto para traerlo a conocer, almorzar, caminar, tomar un café, etc. etc. el asunto era poder ir.

Empecé a soñar con comprar una casa.....incomprables, precios en dólares americanos o si encontraba algo favorable, había que invertir demasiado dinero para poder hacer habitable el espacio o muy alejado de lo que en verdad queda dentro del casco, como le llaman a las calles de al rededor del parque.  ¿Condominios? por montón, todos con diferentes precios y locaciones. Pero, mi verdadero sueño era una casa en las calles empedradas, de drenaje francés, de hace siglos, de encanto antigüeño. 

Contacté a una señora originaria de antigua, se mueve a pie o en tuc tuc, nada de pretensiones como las grandes firmas de bienes raíces, dedicadas a buscarles propiedades a extranjeros que quieren invertir sus millones en la ciudad que los lleva  de regreso a la época de la colonia.  Nos tomó más o menos unos diez años el poder encontrar finalmente algo que me gustara.  Para entonces  mi esposo ya no creía nada de las historias que le contaba y ya no quería acompañarme a "andar viendo casas" como bautizó la búsqueda. Cada semana era una visita en moto, para desayunar y luego de vuelta a la aburrida (para él) faena.

Mi hija Laura, que vive desde hace ya cinco años en Sydney, Australia, decidió  venir a casarse con su novio polaco a Guatemala.  Visitamos hoteles, jardines, salones y ruinas en búsqueda de la locación perfecta para la ceremonia y fiesta.

Escogió Finca Filadelfia, no mucho de ruinas y tampoco demasiado moderno, más tirado a lo ecológico y al aire libre.

Vino una comisión de 40 polacos a la fiesta, todos con botella de vodka bajo el brazo.  La bienvenida en el aeropuerto y traslado a Antigua Guatemala fue en un "chicken bus" (como les llaman los extranjeros por la peculiaridad de que la gente viaja allí con sus canastos con gallinas) o bus extraurbano.  Tenía de todo el bus....desde música de reggeaton ¡hasta video! y una hielera con cerveza para el viaje de una hora y media.

A la llegada y para darle mayor realce a la bienvenida, los esperaba un grupo de mariachis, que cantaron desafinado por media hora.  Casualmente nos detuvimos a escucharlos en un callejón que lleva nuestro apellido "De Lemus".

Después de unos tres meses del feliz acontecimiento recibí una llamada de mi especialista en bienes raíces.  "Hay una casa en venta en.... 

¿El Callejón de Lemus!" me dijo.  Fuimos a verla y de inmediato me enamoré.  Llenaba todos los requisitos (que no eran muchos): en las calles del casco, cuando se abren las ventanas se pueden ver las procesiones de Semana Santa, cerca de todo y se escuchan las campanas de La Merced cuando llaman a los feligreses a misa.

Después de esto, de comprarla, hacer el papeleo y hacerle los arreglos que necesitaba, mi esposo también se enamoró de la Ciudad Colonial. Sueño completo ... ¡Un milagro!

Ahora estamos cumpliendo otro sueño, un negocio tipo hotel con dos apartamentos que los rentamos principalmente por medio de internet en Airbnb y con conocidos y amigos.  Los llamamos Real de Lemus, porque cabe la casualidad que también están ubicados en el mismo Callejón de Lemus.  

y esta es la historia del inicio de este blog, que es básicamente para dar a conocer y tener mayor alcance comercial de mis bellos apartamentos REAL DE LEMUS.